Diario de viaje
Un año recorriendo el mundo, divulgando ciencia
20 septiembre, 2018
Ya no somos los mismos que salimos de casa con la mochila
Hoy, 20 de Septiembre, hace exactamente un año que Ángel y yo agarramos la mochila y cruzamos el charco para recorrer latinoamérica, divulgando ciencia. Un año después, ya no somos los mismos. Ahora somos uno más, a medio camino cambiamos la mochila por Vera, nuestra kombi volkswagen del 88.
Hemos aprendido mucho
En este año hemos aprendido mucho. Hemos aprendido sobre mecánica (todavía estamos en ello); hemos aprendido de carpintería y fontanería (o lo hemos intentado); hemos aprendido sobre instalaciones eléctricas (casi incendiamos la kombi, la mejor manera de aprender); hemos aprendido a hacer páginas web, algo de diseño, marketing, a llevar redes sociales; hemos aprendido a hacer artesanías, origami, encuadernar, a coser; hemos aprendido a vender (seguimos intentándolo); hemos aprendido mucho sobre educación y los diferentes métodos educativos; y sobretodo, hemos aprendido mucho sobre las diferentes culturas que nos hemos encontrado en el camino.
Lo que más nos ha enseñado este viaje es a dar y recibir. A lo largo del camino te encuentras mucha gente que te da, te da cosas desinteresadamente, sin esperar nada a cambio. Y hay que saber recibir, aunque al principio cuesta. Pero eso hace que tú quieras devolver eso de alguna manera, y buscas cualquier oportunidad para dar también. Si toda la gente hiciera lo mismo, el mundo sería un lugar mejor. Nosotros intentamos contribuir a ello siempre que podemos.
Un año productivo
En este año nos ha dado tiempo a recorrer Argentina de sur a norte, aunque nos quedan muchas provincias pendientes todavía. Hemos pasado por el sur de Chile, recorrido la costa de Uruguay, atravesado Paraguay, recorrido el altiplano de Bolivia y el desértico sur de Perú. Desde que salimos con la kombi, hace medio año, hemos recorrido aproximadamente unos 10.500 km (exactamente no lo sabemos porque no funciona el cuentakilometros de Vera).
Hay gente que piensa que estamos de vacaciones, pero la realidad es que no paramos de trabajar. Durante este año hemos puesto en marcha el proyecto. Por un lado hemos creado la página web, que ha debido quedar bien, porque hay gente que piensa que somos una organización internacional. También hemos escrito un libro pequeño con la historia del Universo en una animación, y otro en el que hemos puesto por escrito lo que contamos en las charlas (próximamente los venderemos online). Ahora tenemos charlas para todos los niveles: infantil, primaria, secundaria, público general y nivel avanzado. También tenemos actividades para las escuelas, y para universidades con datos reales de telescopios. Además de una observación nocturna a simple vista. Hacer todo esto, y además mantener al día la página web y el blog lleva más tiempo del que os imagináis. Así que, nos hemos pasado más tiempo del que nos hubiera gustado pegados a la computadora.
Diferentes tipos de escuela
Empezamos nuestro viaje en un pequeño pueblo al sur de la provincia de Buenos Aires, Saldungaray. La familia materna de Ángel es de allí. Decidimos empezar nuestro proyecto allí, en una escuela muy especial, en el Fortín Pavón. Es una escuela que Elvira Martínez, la abuela de Ángel, ayudó a fundar; y dónde fue maestra toda su vida.
Desde entonces, hemos estado en todo tipo de escuelas. Hemos estado en escuelas públicas y privadas, en escuelas religiosas y laicas, en escuelas rurales en medio de la nada, en escuelas segregadas por sexo, en escuelas de adultos, en escuelas normales, escuelas universitarias, en escuelas con métodos alternativos y hasta con niños que estudian en casa y no van a la escuela (home schooling). También hemos estado en granja escuelas, centros culturales, planetarios, Universidades.
Hemos descubierto que los niños y los jóvenes son iguales en todas partes, tienen los mismos sueños y las mismas ilusiones. Ojalá todos tuvieran también las mismas oportunidades. Hemos podido comprobar que todo el mundo se hace preguntas sobre el espacio y el Universo. Y es que, ¿quién no ha mirado alguna vez al cielo y se ha hecho preguntas? Por eso creemos que nuestro proyecto está teniendo tan buena acogida.
No todo es siempre fantástico y maravilloso
Nos lo hemos pasado muy bien, hemos aprendido mucho y hemos divulgado mucha ciencia. Pero también ha habido momentos malos. Cuando compramos la kombi y salimos hacia el norte de Argentina tuvimos unos cuantos problemas. Nos quedamos parados en medio de la nada varias veces, sin saber qué hacer. Empezamos a pensar en volver a casa. Ya está, esto no era para nosotros. Pensábamos llegar a las cataratas del Iguazú y volver. Después dijimos, bueno Paraguay está ahisito no más. Tucumán y Salta tampoco quedaban muy lejos. Y así fuimos avanzando hasta perderle el miedo a la libertad. Hasta aprender a reaccionar a estas situaciones en las que no sabes qué hacer. Hemos aprendido sobretodo a pedir ayuda. Y es que hemos seguido siempre adelante gracias a toda esa gente que nos ha ayudado en el camino. Gracias a todas esas personas que nos han ayudado a empujar la kombi, a esos mecánicos que nos han arreglado la kombi (algunos sin cobrarnos un peso). Y sobretodo gracias a nuestra familia, que aunque no siempre han estado de acuerdo con este viaje, nos han animado a seguir siempre adelante.
En este viaje he puesto muchas veces (más de las que me hubiera gustado) uno de los mejores consejos que me ha dado mi padre jamás:
Espabila pa otra vez.
Andrés Salvador
Esto viene a decir que aprendas para la próxima. Y es que durante el viaje te puede pasar de todo, te pueden salir las cosas mal a veces. Lo importante es no rendirse, aprender y hacerlo mejor para la siguiente.
Por un lado es genial la libertad, poder ir donde quieras cuando quieras. Pero por otro, da miedo. A veces echas de menos la caja, ese lugar en el que las cosas eran más sencillas. En la caja tienes un trabajo y un horario, siempre sabes qué tienes que hacer. Fuera de la caja a veces no tienes ni idea. Lo bueno es que las posibilidades son infinitas.
Odiamos las despedidas
Una de las cosas que definitivamente no hemos aprendido, es a decir adiós. Odiamos ese momento en el que hay que despedirse, muchas veces quizá para siempre.
En nuestro viaje conocemos a mucha gente. Son muchos los que nos abren las puertas de su casa con todo el amor del mundo. Y es imposible no querer y encariñarte con esa gente, aunque sólo los veas tres días. Y se hace muy duro estar continuamente despidiéndote de gente que no sabes si vas a volver a ver. Por eso hemos llegado a odiar las despedidas, es definitivamente lo peor del viaje.
Morriña (añoranza, melancolía, nostalgia, tristeza, pena)
Hemos conocido gente maravillosa a lo largo del viaje. Pero se echa de menos a la familia y los amigos. Es una de las cosas malas de estar tan lejos de casa. Y encima a tus amigos les da por tener hijos cuando no estás, ¡son unos desconsiderados! Así que hay personitas que sólo conoces en fotos y videos que te la pasas reclamando. Hablamos con ellos siempre que encontramos un wifi, pero no es suficiente. Aunque les echamos mucho de menos, de momento queremos seguir viajando.
¿Dónde dormimos?, ¿Dónde nos duchamos?, ¿Cómo hacemos para ir al baño?
Viajando de mochileros siempre estábamos en casas de maestros, padres, cualquiera que nos diera un techo o en hostels. Cambiar cada pocos días de lugar puede llegar a cansar mucho. Además, siempre te sientes un poco intruso. Por eso decidimos comprar una kombi. Ahora Vera es nuestro hogar y medio de transporte.
¿Dónde dormimos?
Al principio da un poco de miedo pensar dónde vas a dormir, o si va a ser seguro. Realmente uno no duerme en cualquier parte, sobretodo en lugares donde te dicen que puede ser peligroso. Utilizamos una aplicación, llamada iOverlander, que utilizan todos los viajeros. Ahí vas viendo dónde duerme la gente, si les ha pasado algo, si lo recomiendan, si hay baño… Y otras veces, simplemente preguntas a la gente del lugar si el sitio es tranquilo. Nosotros tenemos además la suerte de haber conocido a mucha gente, por el proyecto, que nos ha acogido en su casa. Si todo esto falla, muchas veces está la opción de pagar un camping o un aparcamiento para pasar la noche de manera segura.
Lo bueno de dormir en los puntos que indica la aplicación, es que tienes altas probabilidades de encontrarte con otros viajeros. Nosotros hemos aprendido mucho de viajeros que llevan en ruta varios años. Durante los dos últimos meses hemos viajado con nuestros amigos de ViajandoxlaGRANAmerica.
En las fotos parece que estamos siempre en lugares increíbles. Y sí, hay veces que aparcas al lado del mar y desayunas viendo delfines. Pero hay otras veces que aparcas en una estación de servicio y desayunas con olor a gasolina. O otras que la kombi se queda parada en medio de la ruta y duermes ahí mismo, la apartas para que no haya accidentes y a la cama.
Nuestro baño
Nuestro baño es un cubo y un bote. Realmente no los utilizamos mucho, solemos buscar baños públicos y muchas veces estamos en casas de gente, así que no es necesario utilizar nuestro baño. Muchos viajeros tienen un baño químico, pero nosotros preferimos esto, que es más sencillo.
¿Dónde nos duchamos?
Lo de la ducha tampoco es complicado. Nuestro grifo es una manguera que se puede sacar fuera y utilizar de ducha. La verdad es que no lo hemos puesto en práctica. La mayoría de veces siempre tenemos algún conocido que nos presta su ducha. Y sino, por unos pesos puedes ducharte en un hostel con agua caliente, y con suerte te dan su clave de wifi. Sin embargo, en algunos lugares no tienen agua caliente, y toca ducharse con agua fría. No lo hemos hecho muchas veces, pero sí muchas más de las que nos hubiera gustado (que es ninguna). En esos momentos te preguntas: ¿Por qué estoy aquí en medio de la nada y no en mi casa con una ducha caliente? Pero eso no dura mucho, en seguida recuerdas por qué estas viajando.
Y, ¿ahora qué?
¡Seguir recorriendo el mundo divulgando ciencia! Hemos disfrutado tanto de este año, que queremos más. Queremos seguir recorriendo el resto de latinoamérica. De momento, el objetivo a corto plazo es llegar a Ecuador y Colombia. Después tendremos que ver si podemos seguir con el proyecto. Nos encantaría atravesar centroamérica para llegar a México. Pero la realidad es que nuestros ahorros se acaban y no se nos da especialmente bien vender.
Queremos llegar a México, es el país de dónde más gente nos ha escrito. Por eso estamos ya poniéndonos las pilas para vender nuestros libros (estamos averiguando cómo hacerlo por internet). Queremos recaudar fondos para poder cruzar con la kombi a Panamá y seguir recorriendo el mundo, divulgando ciencia.
Hemos recorrido 6 países, hemos estado en 72 instituciones diferentes, en las que hemos dado 120 charlas y talleres a más de 5.000 personas.