Diario de viaje
De un pequeño pueblo, a la gran capital
27 septiembre, 2018
El lindo pueblo de Villa de Arma
Nuestro amigo Martín nos insistió mucho en que fuéramos a su pueblo, a Villa de Arma. Martín nació allí, y a pesar de vivir en Lima, se preocupa mucho por mejorar la educación de su pueblo. Y es que Huancavelica, la zona a la que pertenece Villa de Arma, es una de las zonas más pobres de Perú. Concretamente, Castrovirrey tiene uno de los índices de desnutrición y analfabetismo más altos.
Después de estar un tiempo en la costa, volvimos a subir a la sierra. Tres mil metros en un solo día, que Vera subió sin problemas. El camino a Villa de Arma es precioso, un camino de montaña con muchas curvas, en el que vas viendo cómo cambia el paisaje al ir subiendo. Villa de Arma es un pueblo entre montañas, con una linda plaza de armas donde se come muy bien. Si queréis ir a un lugar lindo y tranquilo de Perú, este es vuestro lugar. Además, es uno de esos pueblos en los que todo el mundo es amable y te saluda por la calle, aunque no te conozcan de nada.
Martín y Henry nos acompañaron durante los días que estuvimos en el pueblo. Henry es un comunicador, que también es de la zona, y se encargó de registrar nuestra visita. El primer día recorrimos el pueblo, y nos enseñaron las momias que encontraron. Los estudiantes de secundaria junto a su profesor hicieron una investigación sobre ellas, con la que ganaron un concurso y recorrieron varios lugares con su exposición. Ellos creen que son pre-incas, pero necesitarían un arqueólogo o gente experta en el tema para hacer un estudio en profundidad. De momento las momias están en la biblioteca de la escuela. Y no sólo las momias, conservan también telas y las sandalias que encontraron junto a los cuerpos.
Los días que estuvimos en el pueblo, comimos siempre con Teresa, una armeña que cocinaba como los ángeles. Además, nos contó mucho sobre la historia del pueblo, ya que ella ha vivido allí toda su vida. Nos contaba que Villa de Arma fue una de las zonas especialmente azotadas por el terrorismo de Sendero Luminoso, un grupo terrorista de ideología comunista de los años 80. Teresa nos contaba que habían sufrido mucho, que muchas veces cerraban la casa y se iban a los cerros a dormir. También nos contaba que llegó un punto que se cansaron, y decidieron enfrentarse a ellos. Fueron las rondas de campesinos, literalmente a pedradas, los que ayudaron a vencer el terrorismo en Perú.
Dimos charlas en la escuela primaria y en la secundaria. Engeneral, los chicos eran tímidos y no hacían muchas preguntas. Varias chicas de secundaria nos enseñaron experimentos sobre el calor en los que habían estado trabajando, como el globo que no explota.
Nos encantó estar unos días en este lindo pueblo, en el que nos trataron muy bien, y comimos muy bien. No fue difícil prometerle a Martín que si volvemos por la zona, seguro iremos otra vez a su lindo pueblo.
Parada en Cerro Azul
Vera no hace distancias muy largas, así que antes de llegar a Lima hicimos una parada en Cerro Azul. Allí nos encontramos con nuestra amiga Noelia y su kombi Armonía. Ella es una chica venezolana que viaja sola con su kombi. La verdad es que me pareció muy valiente. Así deberían ser las cosas. Igual que no nos sorprende ver un chico viajando solo, tampoco debería sorprendernos lo contrario. Pero la realidad es que las mujeres tenemos muchas veces las cosas más difíciles.
Aprendimos mucho de nuestra amiga Noelia, que lleva ya dos años viajando. Disfrutamos mucho los días en Cerro Azul al lado de la playa. Hacía frío para bañarse, pero desayunar viendo delfines es un regalo de la naturaleza.
Lima, la gran capital
Después de llevar casi un mes recorriendo pueblecitos de montaña y de la costa, se hace difícil volver a meternos en una gran ciudad como Lima. No nos gustan mucho las grandes ciudades, pero en Lima hemos estado especialmente a gusto. Nos quedamos en casa de Amaia, una amiga española. Vive en una casa con otras cinco personas, dos de los cuales son vascos. Después de un año viajando, fue una alegría estar con gente del otro lado del charco, además ¡tenían aceite de oliva!
Nos acogieron en la casa unas semanas, y como nosotros intercambiamos ciencia por alojamiento, les hicimos un pase privado. Muchas gracias a Amaia, Laura, Oianko, Debora, Noe y Cris por acogernos y hacernos sentir como en casa 🙂
Ellos viven en Miraflores, un barrio tranquilo en el que se está a gusto. Disfrutamos de los paseos por el malecón de Miraflores y de Barranco, un barrio bohemio y tranquilo. También paseamos por el centro de la ciudad, una zona de estilo colonial y muy bonito. Lo malo de Lima es moverse de un lado a otro. El transporte público es un caos, pero ya veníamos entrenados de Bolivia, así que nos adaptamos rápido. Cuando me metí en un autobús en el que realmente no cabía, y viajé como sardina en lata, recordé por qué no me gustan las grandes ciudades. Ir al mercado central es también todo un reto, gente por todas partes ofreciéndote sus productos. La verdad es que es un lugar curioso, cada edificio tiene una temática. Tienes el edificio de cosas de regalo, el de ropa, el de calzado, el de papelería… Se podría decir que es hasta organizado, siempre y cuando sepas a qué edificio tienes que ir. Porque si preguntas en qué edificio venden el producto que buscas, lo más seguro es que te digan que un poquito más adelante, aunque no tengan ni idea. Y así vas siempre un poquito más adelante, hasta que encuentras lo que buscas.
Lima es una ciudad enorme, tiene unos 8,5 millones de habitantes contando el cono urbano, esto supone el 30% de los habitantes del país. Los barrrios como Miraflores, Barranco y el centro pueden ser coloniales y tranquilos. Pero los barrios de las múltiples colinas, en las que las casas se amontonan, no deben ser tan agradables. Todo el mundo, antes de venir a Lima, te advierte sobre la delincuencia que hay en la ciudad. Pero en Miraflores ni te enteras, porque hay una persona de seguridad en cada cuadra.
En nuestra estancia en Lima dimos varias charlas. La primera de ellas en el Planetario de Chorrillos. Allí conocimos a varias madres que hacen home schooling, sus hijos estudian en casa y no van al colegio. Organizamos varias charlas con niños pequeños y de últimos años de primaria. Los de primaria bien, esa edad la tenemos controlada. Pero la verdad es que los niños pequeños no son lo nuestro, aunque lo intentamos. Eran niños entre 5 y 8 años. Les pusimos a dar vueltas como el Sol y los planetas y lo pasamos muy bien, yo espero que algo aprendieran.
También dimos charlas en la Universidad Nacional de Ingenieria. Allí hay un grupo de astronomía muy activo, tienen muchos proyectos y hacen divulgación como nosotros. El proyecto que más nos gustó fue el del planetario. Estaban construyendo un planetario desmontable de madera, para poder moverlo y hacer actividades en distintos lugares. Nos encanta conocer gente comprometida con la divulgación científica como nosotros.
Estuvimos también en el colegio 1021 y la Universidad San Marcos. En esta Universidad tienen un grupo en el que organizan seminarios de astronomía y ciencias espaciales.
El Perú multicultural y racista
Después de recorrer el Sur del país y su gran capital, ya te haces una idea de cómo es la idiosincrasia del país. Es curioso que un país como Perú, en el que hay tanta diversidad de culturas y tonos de piel, haya tanto racismo. No es difícil darse cuenta de ello. No hay más que encender el televisor. A simple vista, uno no diría que los programas de televisión son de Perú, podrían ser de España o de cualquier lugar en el que la gente sea blanquita. Por otro lado, si te montas en un autobús en Lima, verás que la gente es más bien de piel morena. El racismo es un tema tabú, pero hay mucho racismo en Perú. La gente de la costa menosprecia a la de la Sierra, la gente de la Sierra a la gente de color y a la gente de la selva, los de la selva también menosprecian a los de la Sierra… Hay muchas culturas diferentes y no se ven bien unas a otras. En el país prima el blanquito de la costa, no le dan la importancia y el respeto que merecen sus diversas culturas. De hecho, en Perú no se habla apenas Quechua, sólo en algunos sitios de alta montaña. Ni siquiera se estudia en las escuelas. Y es una pena que un país que ha albergado una civilización como la Inca, un país en el que estaba el ombligo del mundo (Cuzco), reniegue de esa manera de sus raíces. A parte de racismo, lo que hay es mucha desigualdad social. La mayoría de gente tiene varios trabajos para tener un sueldo que le permita vivir. Aquí la gente no se jubila como en Europa, la gente trabaja toda su vida.
Un nuevo gallo para tu país
Llegamos al país en plena campaña política. Y la verdad es que cuando entramos, pensábamos que era de broma. Se podían leer carteles que decían: “Un nuevo gallo para tu región” (donde el símbolo del partido es un pollo con una pelota) o «Vota al tío del bigote» (el señor obviamente llevaba bigote). Parece de risa, pero es así, la política no es un asunto demasiado serio en Perú. El partido del pollito tiene una canción del pollito pío. Todo vale con tal de que la gente se acuerde de ti y de tu símbolo.
Cada partido político tiene un símbolo, algunos tienen una pala, otros una espiga de trigo, otros un pollito con una pelota… Y esto tiene sentido para que la gente que no sabe leer o escribir vote en función de los símbolos. Lo que ya no tiene sentido es el resto de la farándula. Y es que en Perú no hay partidos políticos sólidos, cada cuatro años van cambiando, adecuándose a los tiempos y a la conveniencia. Y al final la gente vota a fulano porque le ofrece un puesto de trabajo en la administración o porque dice que va a hacer una piscina. Mucha gente vota en función de con quién va a poder trabajar, o milita en partidos políticos para conseguir un puesto. Si bien esto es así en muchos sitios, en España pasa igual, aquí la corrupción es a todas las escalas.
A los peruanos les encanta comer
Algo que nos encanta de Perú es su gran variedad culinaria. A los peruanos les encanta comer, y a nosotros también. Estamos disfrutando mucho de la rica comida peruana. Desde la comida de la sierra, a base de sopas y papa, hasta los productos del mar, como el ceviche en la costa. Eso sí, todo con picante. Mis favoritos hasta el momento, el rocoto relleno de Arequipa y el ceviche de Lima.
Lo que acompaña muchas veces la comida es la chicha. Una bebida elaborada a partir de maíz, choclo como lo llaman aquí. Y es que en Perú hay cientos de variedades distintas de choclo. De hecho, el maíz amarillo que comemos en España, para ellos es comida de animales. Otra de las bebidas típicas de Peú es la Inka cola, un líquido color amarillo chillón. La primera vez que lo bebes es raro, piensas que es un liquido radiactivo. Pero después te acostumbras, y se vuelve un poco adictivo.
Seguimos hacia el norte
Después de recorrer el sur de Perú y su gran capital, seguimos hacia el norte. Nos esperan las montañas de Huaraz y las playas de Piura y Tumbes.