Diario de viaje

Una serie de catastróficas desdichas

26 octubre, 2018


Salimos de Lima con las pilas cargadas, después de estar tres semanas en una casa en buena compañía. Y no sólo nosotros, sino que Vera también salió de Lima con piezas nuevas y una buena inversión en ella. Nuestra intención era visitar Huaraz y conocer las lagunas de la Cordillera Blanca. Lo que no esperábamos era la serie de catastróficas desdichas que se nos venía encima.

El día antes del desastre

Abandonamos la gran ciudad para ir hacia la cordillera Blanca, uno de los lugares más maravillosos del mundo para hacer trekking. El primer día dormimos dentro del parque natural entre Puyas de Raimundi, unas plantas enormes que sólo florecen una vez en la vida. Al día siguiente, subimos con Vera a 4.800m, superando su récord. Subió como una campeona, sin problemas y sin protestar. Subimos a ver el glaciar Pastoruri, un glaciar que está en retroceso y se cree que desaparecerá en unos cinco años. En los 80 era la pista de esquí más alta del mundo, y es que hay que subir a 5000m para poder verlo.

Puyas de Raimundi
Puyas de Raimundi

Glaciar Pastoruri
Glaciar Pastoruri

El día del desastre

Habíamos estado mimando a Vera en Lima, y no nos había dado ningún problema por los caminos de piedras de la montaña. Así que seguimos rumbo a Chavín, a seguir descubriendo la historia de Perú. Pero de camino, de repente, oímos un ¡PUM! La kombi dejó de tener fuerza y vimos humo. Salimos corriendo con el extintor en mano, no funcionaba ¡PÁNICO! Entré en la kombi a por una garrafa de agua e intentamos apagarlo, no era suficiente. Por suerte, justo pasó un coche, le hice señas y el hombre se bajó extintor en mano y apagó el fuego. Todo pasó muy rápido, en menos de cinco minutos.

Seguimos echando agua, por si a caso, cuando nos dimos cuenta nuestro salvador se había ido. Ni tiempo tuvimos de darle las gracias. Si aquel hombre no hubiera aparecido, ahora mismo no tendríamos NADA. Así que muchas gracias buen samaritano. En el momento también pasó un coche con propaganda política, no tenían ninguna intención de ayudarnos. Ni siquiera nos preguntaron si estábamos bien, si ya odiaba antes a la gente de las campañas políticas, ahora los odio más.

Incendio
Incendio

Al rato pasó por allí un coche de seguridad vial. Ángel bajó con ellos a llamar a una grúa. ¿Qué hice yo? Abrir las puertas de la kombi para ventilar, agarrar una manta y una silla y sentarme a llorar. Había logrado mantener la calma, pero ya se me había agotado. Los autos que pasaban por allí me miraban un poco raro. Encima empezó a granizar, hacía mucho frío y no sabíamos que iba a ser de la kombi y de nuestro proyecto. En ese momento, sólo podía pensar en agarrar un avión a España, y olvidarme de todo.

Después del desastre

Por suerte, todo quedó en un susto. Nosotros estábamos bien, Vera estaba casi entera y el motor no sufrió grandes daños. Tuvimos que cambiar el sistema eléctrico y las mangueras. Pero en aquel momento lo pasamos muy mal, fue un shock ver quemarse nuestra casa, nuestro medio de transporte, todas nuestras cosas, y no poder hacer nada. Aunque el fuego duró menos de cinco minutos, lo vivimos como si hubiera sido una eternidad, en cámara lenta.

La grúa nos llevó hasta Huaraz, una ciudad entre montañas. Decidimos pagar un hostal para recuperarnos del susto y ver cómo arreglábamos todo. En unos días Vera volvió a la ruta.

La divulgación nunca para

En Huaraz estuvimos en la escuela Semillas de vida, una de las escuelas que más nos han gustado. Es una escuela libre, como dicen ellos siempre en construcción. Lo que nos gustó mucho de esta escuela es que no siguen una metodología estricta, sino que la van construyendo y adaptando según el momento, las necesidades y las personas. Es una escuela pequeña que tiene un huerto ecológico. Los chicos van felices a la escuela.

Estuvimos con niños de entre 5 y 7 años, todavía seguimos aprendiendo a trabajar con los más pequeños. Y con los chicos de secundaria, que habían preparado un montón de preguntas interesantes para nosotros.

Recuperándonos entre montañas

Una de las madres de la escuela nos ofreció su hostel para ducharnos y descansar. Allí conocimos a Lucía y Cristian, una pareja que estaba viajando. Ellos nos hablaron de sus viajes y recuperamos un poco la ilusión. Así que nos fuimos con ellos a hacer el trekking Santa Cruz. Un trekking de 4 días que sube hasta 4.800m. La verdad es que nos perdimos la mitad del paisaje por la lluvia, se pasó lloviendo dos días enteros. La mitad que sí pudimos ver fue preciosa.

Con Cristian y Lucía de trekking
Con Cristian y Lucía de trekking

El día que llegamos al punto final era un domingo y había elecciones, así que el transporte público no funcionaba regularmente. Preguntamos a una señora del pueblo y nos dijo que subiéramos con ella al camión que pasaba a llevarlos a votar al pueblo de al lado. Así que llegó el camión y allí nos subimos. Era un camión sin techo en el que había cuerdas para agarrarse e iba lleno de gente de la sierra que iba a votar. Cuando nos subimos empezaron a reírse, no sabemos qué decían porque hablaban en quechua. Lo único que entendía era la palabra gringo y gringa. Como se reían y nos estaban llevando a dónde queríamos nosotros también nos reíamos. Durante el camino nos fueron preguntando de dónde éramos y qué hacíamos. Fue una situación curiosa, nunca en mi vida me había sentido tan gringa. Al llegar al pueblo no nos quisieron cobrar, fueron muy simpáticos. Siempre nos quedará la duda de qué dirían de nosotros.

Trekking Santa Cruz
Trekking Santa Cruz

Estuvimos también un par de días en la laguna Parón, una de esas lagunas de un color turquesa increíble. Esta a los pies del Artesonraju, la considerada como la montaña ícono de la Paramount.

Laguna Parón
Laguna Parón

Más desastres

Después del susto y los días de lluvia, necesitábamos solecito y playa. Así que nos fuimos hacia Huanchaco. Fuimos por el cañón del Pato, un cañón precioso pero peligroso. Es una carretera de montaña con numerosos túneles, por los que no caben dos autos. Hay que ir continuamente tocando bocina por si viene alguien, cosa que los locales no siempre hacen. La verdad es que nos dio bastante miedo, pero no tuvimos ningún problema.

Todo fue bien hasta llegar a una trocha, un camino de ripio (de tierra), que nos habían dicho que estaba en buenas condiciones. Pero la verdad es que era horrible. se nos reventó una rueda y se nos estropeó la batería. Probablemente la rueda y la batería no estaban en perfectas condiciones debido al incendio, pero de haber sabido el mal estado de la ruta habríamos tomado el camino asfaltado más largo.

Pero bueno, cambiamos la rueda, compramos una batería nueva y llegamos a Huanchaco, al calorcito y la playa. Huanchaco es una ciudad en la costa del Pacífico llena de surferos. En 2013 fue reconocida como reserva mundial de surf. Una de las cosas características del lugar son los caballitos de totora, una especie de navegación con la que los pueblos originarios navegaban y pescaban. Como muchos de los lugares de la costa peruana, los atardeceres son preciosos.

Huanchaco
Huanchaco

Siguiendo siempre adelante

Después de una serie de catastróficas desdichas, estábamos de vuelta viajando y divulgando ciencia. Esperemos que después de todos los cambios que le hemos hecho a Vera en el último mes no le pase nada más. Todavía nos quedan unas semanas para recorrer el norte de Perú y sus lindas playas.