Diario de viaje

Salta la linda, entre quebradas y folclore

29 junio, 2018


Cafayate entre viñedos de altura

Llegamos a la provincia de Salta desde Tucumán por los Valles Calchaquíes, entre viñedos de altura y montañas. Llegamos a Cafayate, la tierra donde vive el Sol, la tierra que tiene los viñedos más altos del mundo.

En Cafayate nos ocurrió algo curioso. Estábamos tranquilamente comiendo empanadas en la kombi, cuando un chico se nos acerca y nos dice que si queremos ducharnos. No es que oliéramos mal, es que él era viajero y conocía las necesidades que tenemos. Era un lutier que viajaba con un camión-taller arreglando y haciendo instrumentos. Fue gracioso que alguien nos ofreciera una ducha así porque sí, obviamente aceptamos. Si algo sabe un viajero es que nunca hay que decir que no a una comida o a una ducha, ya hayas comido veinte veces o te hayas duchado tres veces ese día.

Viñedos de altura
Viñedos de altura

Un canto a la libertad en la quebrada de las conchas

Salir de Cafayate por la ruta 68 y atravesar la quebrada de las Conchas es un sueño. Cada paisaje es distinto al anterior. Hay un lugar llamado el anfiteatro donde la acústica es perfecta, siempre hay alguien tocando o cantando allí. Antes se hacían conciertos, pero el impacto ambiental era devastador.

Quebrada de las Conchas
Quebrada de las Conchas

Un maestro de la escuela experimental de Tafí nos dijo que conocía a una pareja llamados Pico y Popo, que vivían cerca de anfiteatro. Así que ahí estábamos en medio de la nada preguntando por Pico y Popo. Encontramos a Popo y a su hija vendiendo artesanías en la garganta del diablo. Pasamos la noche con ellos y al día siguiente estuvimos en la escuela a la que iba su hija pequeña. Una escuela rural en medio de la nada. Ellos vivían en medio de la nada. En una casa que habían construido ellos mismos de adobe. No dependen de nadie, viven de lo que venden y con muy poco, no necesitan más. Su forma de vida es un canto a la libertad.

Descansando en medio de la nada

En casa de Pico y Popo conocimos a Miguel, un amigo suyo que también vive en medio de la nada. Tenía que ir a Salta y se vino con nosotros. Y menos mal, porque en medio del camino nos falló varias veces la kombi y tuvimos que empujar para arrancar. Estábamos cerca de Alemanía, uno de esos pueblos en medio de la nada. Miguel conocía a un chico ahí que nos intentó ayudar, pero no había mucho que hacer. Ya casi caída la noche y con la kombi sin arrancar, decidimos dormir a un lado de la ruta. Todos los pueblos del norte son seguros, no nos dio ningún miedo. Si me hubieran dicho hace meses que iba a dormir ahí en medio de la nada tranquilamente, no me lo hubiera creído.

Llegamos a Salta a empujones y con mucha ayuda

A duras penas y con la ayuda de Miguel, llegamos a la ciudad de Salta. Allí nos esperaban en la finca la Huella en Vaqueros, un pueblo al lado de la ciudad. Es una finca muy grande donde hacen cultivo ecológico, reciben voluntarios, tienen cabras, … Nos dejaron estacionar allí todo el tiempo que quisiéramos. Y menos mal, porque estuvimos tres semanas en la ciudad hasta que nos llegó un alternador nuevo y Vera volvió a andar como nueva.

En la finca estuvimos con tres voluntarios que estuvieron allí trabajando tres semanas a cambio de alojamiento. Cenábamos y convivíamos con ellos. Fue lindo parar un tiempo y ver todos los días las mismas caras, fue volver a tener amigos cerca durante un tiempo.

La persona con la que contactamos en Salta fue Silvia, una profesora de literatura muy simpática. La persona más amorosa que nos hemos encontrado en todo el viaje. Íbamos a menudo a su casa porque, aparte de cocinar como los ángeles, es una persona que sabe de todo y a la que daba gusto escuchar. Nos habló mucho sobre las diferentes culturas originarias de Salta. Culturas muy desconocidas que se están perdiendo sin que se haga mucho por conservarlas.

A partir de Silvia muchas escuelas contactaron con nosotros y tuvimos la agenda completa. Nuestra experiencia con las escuelas y charlas públicas os la contaremos en el siguiente post.

Salta La Linda

No nos emocionan mucho las ciudades, por eso estábamos a gusto a las afueras de Salta en una finca. Pero sí que visitamos la ciudad. Nos gustaron sus coloridas iglesias, el antiguo cabildo y el mirador desde el que puedes ver toda la ciudad.

Basílica de San Francisco
Basílica de San Francisco

Algo que no me gustó de Salta fue que tenían un cuerpo de policía infantil. Me chocó mucho ver niños vestidos de uniforme policial, con un hacha colgando de la cintura y jugando con muñecas. Me parece innecesario totalmente adoctrinar y militarizar a los niños de esta manera. No sólo hay policía infantil en la ciudad de Salta, sino en toda la provincia y también lo vimos después en Jujuy.

Lo que sí que nos gustó fue el folclore. Estuvimos en la Casona del Molino, uno de esos sitios típicos donde la gente va a cenar y en cada sala hay músicos tocando y cantando. Aprendimos que el que toca nunca baila, no sabemos qué haremos si se acaba Valderrama, le cantamos a la luna tucumana y al carnavalito de la quebrada humahuaqueña.

Momias de altura

Lo más interesante de la ciudad para mí, fue el museo de alta montaña donde tienen las momias mejor conservadas del mundo. Es una visita obligatoria para cualquiera que vaya a la ciudad. Realmente es impresionante ver a una persona de hace 500 años como si estuviera dormida.

El Taiwantinsuyo, el territorio inca, llegó hasta Mendoza. Los incas hacían ofrendas humanas a los dioses, a los apus, a las montañas nevadas. Las ofrendas eran niños de familias de la nobleza que se los educaba para ser una ofrenda a los dioses. En el volcán Llullaillaco, en Salta, se encontraron tres cuerpos: el niño (de unos 6 años), la niña del rayo ( de unos 7 años) y la doncella ( de unos 15 años). Estos niños vinieron caminando desde Perú. Se les hizo beber chicha (bebida de maíz fermentado) para emborracharlos y dormirlos. Y se los enterró a 6.000 metros cerca de la cima del volcán. Es el lugar arqueológico más grande del mundo.

En 1999 una expedición de national geographic encontró los cuerpos, que fueron enterrados con numerosas pertenencias y figuritas. Muchas figuritas eran de plata y minerales preciosos. Por eso a lo largo de la cordillera ha habido mucha gente que buscaba este tipo de ofrendas de los incas para robar las figuritas y objetos valiosos. No todo el mundo estuvo de acuerdo en que se sacaran los cuerpos. Hoy en día está prohibido, incluso por motivos arqueológicos, desenterrar cuerpos de la montaña.

En el museo no se pueden ver los tres cuerpos a la vez. Por motivos de conservación se puede ver sólo uno, y cada cierto tiempo los van rotando. Los tienen conservados a unos -20ºC, una temperatura y presión similares a las de la zona donde los encontraron. Cuando fuimos nosotros pudimos ver a la niña del rayo, tiene este nombre porque le cayó un rayo estando enterrada y tiene la cara quemada. La verdad es que es increíble poder ver un cuerpo de hace 500 años como si estuviera dormido. Tienen el pelo, los dientes y todo intacto, conservado por el frío y la poca humedad del lugar donde fueron enterrados.

El museo está muy bien hecho. Te cuentan la historia de cómo los enterraron, cómo se encontraron 500 años después, y puedes ver todas las pertenencias que los acompañaban y sus significados.

Camino a Cachi con la familia

Otra de las quebradas de ensueño es el camino desde Salta a Cachi. Los tíos de Ángel vinieron a visitarnos y nos sentimos en familia unos días. La verdad es que viajar está muy bien, pero se echa de menos a la familia y los amigos. Por suerte encontrarnos en el camino gente como Silvia, y las visitas, hacen que lo llevemos mejor.

Gauchos de Güemes
Gauchos de Güemes

Salta, tan linda que enamora

Es imposible no enamorarse de las quebradas de Salta, cada lugar es único. Nos ha gustado mucho Salta, hemos tenido tiempo de quedarnos unas semanas y hacer amigos. En Salta ha tenido muy buena acogida el proyecto y no hemos parado, os contaremos nuestra experiencia en el siguiente post. De aquí nos vamos hacia Jujuy y sus cerros de colores.