Diario de viaje

Llegamos a Salta con dificultades y mucha ayuda. Durante las tres semanas que estuvimos en la ciudad nos quedamos en la finca La Huella, en Vaqueros. El contacto que teníamos de Salta era Silvia, una profesora de literatura muy amorosa.

Primero estuvimos en el colegio en el que trabaja Silvia dando charlas. Allí conocimos al vicedirector Jorge Pacheco que nos puso en contacto con muchas escuelas y con el profesorado de física de Salta.

Durante las tres semanas que estuvimos en la ciudad, tuvimos la agenda completa. Dimos muchas charlas en escuelas primarias, secundarias, en el profesorado y en la Universidad. El proyecto tuvo muy buena acogida.

Buenas y malas experiencias

En la mayoría de las escuelas la experiencia fue positiva. Entendían que nosotros planteamos el proyecto como un intercambio. En algunos lugares nos invitaron a comer, en otros nos compraron libritos, en fin, cada uno contribuye como quiere y puede. Pero también tuvimos alguna experiencia no tan buena. Hubo alguna escuela que no nos ofreció ni un mate, no nos saludaron y nos miraron raro. Supongo que cuando uno espera a un físico para dar una charla y aparezco yo, debe sorprender. Además de ser una mujer y joven, voy vestida de manera informal. No encajo con lo que uno se debe imaginar que es un doctor en física. Pero más allá de la sorpresa está la buena educación, que alguno no tuvo.

Hubo un día que Ángel tuvo que ir al mecánico y fui yo sola a dar la charla. A la mirada rara y la sorpresa cuando me ven ya me voy acostumbrando. Pero después me preguntaron que sobre qué era la charla. Se supone que cuando alguien te invita a su escuela es porque sabe qué estas ofreciendo. Además, nosotros tenemos la web y un pdf donde explicamos todo. Me dijo que el grupo era un poco problemático y antes de irse me dice “¿no necesitas nada verdad?”. Hombre pues un proyector necesitaba… Dijo que no lo sabía y que no tenía. Al final sacó uno no se sabe de dónde que se veía todo verde. Ahora sí que se fue y me dejó allí sola con el grupo problemático. A mí me dio igual, yo me manejo bien con los chicos y la charla fue bien. A la mitad de la charla vino una profesora. Cuando terminé nadie preguntó nada y se fueron todos. Me invitaron a tomar un té, y en la sala de profesores a penas me hablaron. Me sentí muy estúpida y mal, lo primero que hice fue irme a casa de Silvia.

Por el contrario, en el profesorado de física tuvimos una experiencia muy linda. Los sábados hacen un taller que se llama “Física en chancletas”. Nos invitaron a conocer su proyecto y comer locro. Estaban construyendo un calefón con materiales sencillos para llevarlos a los pueblos de la montaña y que pudieran construirlos ellos mismos.

Charlas públicas con lleno total

Además de dar charlas en escuelas y el profesorado, también dimos charlas para público general. La primera en la UNSa, la Universidad pública de Salta. Fue una gran experiencia, el salón era pequeño y no cabía más gente. Tuvieron que quitar la puerta para que la gente viera desde fuera. Di la charla más avanzada que en los secundarios, hablando de ondas gravitacionales e inflación, aun habiendo niños pequeños. Y la gran sorpresa es que fueron ellos los que más preguntaron.

En la charla conocimos a Gustavo, un apasionado de la física y la cosmología. Nos invitó a comer unas empanadas y nos llevó de excursión a la quebrada de San Lorenzo a tomar unos mates. Nunca nos había pasado que una persona que asiste a las charlas nos invitara a comer, y nos encantó.

No observación nocturna

También dimos una charla en la biblioteca el Molino en Vaqueros, una biblioteca comunitaria. Esos días hacía mucho frío, y aún así la gente vino, pero no se quitó el abrigo. En la finca la Huella organizamos una observación nocturna a simple vista. Pero como el tiempo no acompañaba terminamos haciendo una no observación nocturna. Hice una presentación con las cosas que íbamos a ver en el cielo. Cualquier escusa es buena para hablar de las estrellas y de física.

Gremio docente adp

Los últimos días en Salta estuvimos con el gremio docente ADP. Fue una experiencia curiosa ver cómo funciona un gremio. Nos llevaron a varias escuelas. Nosotros hablábamos de ciencia y ellos vendían su gremio. Nos trataron muy bien, nos dieron muy bien de comer y nos ofrecieron un alojamiento en el centro que nos vino muy bien cuando nos visitaron los tíos de Ángel.

Lo mejor de la experiencia es que nos llevaron a varias escuelas de zonas desfavorecidas. En una de ellas me llamó la atención que tenían un policía en la puerta permanentemente. Eran escuelas que tenían muchos problemas, mucho abandono escolar, familias con dificultades económicas, casos de abusos y malos tratos, … En esa misma escuela tenían un club de ciencia y nos recibieron con especial alegría.

Gran interés por la ciencia

Nos fuimos después de tres semanas sin parar de dar charlas en Salta. Nos gustó mucho el gran interés que hay por la ciencia. Conocimos proyectos muy interesantes como el de “Física en chancletas” del profesorado de física o las charlas que hacen en el observatorio de la UNSa los miércoles.

Fueron unas semanas productivas en las que se agotó nuestra primera edición de libros sobre la historia del Universo. Tuvimos que decir que no a algunas escuelas porque ya era hora de seguir viaje. Nuestro siguiente destino era Jujuy y sus cerros de colores.