Diario de viaje

Panamá, más que un canal

1 noviembre, 2019


Poco sabíamos de este país antes de llegar, a parte de que tenía un canal y unos papeles importantes.

Llegamos al país en avión y lo primero fue ir a buscar a Vera al puerto de Colón, ella había llegado en barco. La panamericana se corta entre Colombia y Panamá, no hay ruta por tierra. Está claro que hay gente a la que no le interesa la comunicación de Latinoamérica por tierra.

Una ciudad de contrastes

La Ciudad de Panamá es una ciudad de contrastes. Por un lado, está el lindo contraste entre la ciudad vieja colonial y la moderna zona de grandes edificios. Por otro, el contraste no tan lindo entre las zonas ricas y pobres.

Es una ciudad con una clara influencia estadounidense, el canal fue de EEUU hasta 1999. No sólo el canal era suyo, sino 8km a cada lado que ahora se llaman terrenos revertidos. Además, todo está pensado para ir en coche, hay hasta cajeros automáticos en los que puedes sacar dinero sin bajarte del coche.

En la ciudad nos acogió la gente de la asociación panameña de astrónomos aficionados. Con ellos conmemoramos el 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna.

Conmemoración del 50 aniversario del primer alunizaje con APAA
Conmemoración del 50 aniversario del primer alunizaje con APAA

Lo que más nos gusta de la ciudad es que es todo de un color verde intenso, la ciudad está rodeada por el parque metropolitano. Si habéis visto la tercera temporada de la casa de papel habéis visto a Tokio correr por él. La naturaleza llega a los pies de la ciudad, la rodea. Es genial poder ver perezosos, coaties, ñeques y otros animales a tan sólo unos minutos de grandes edificios. Además, las vistas de la ciudad desde el parque son muy bonitas.

Parque Metropolitano
Parque Metropolitano

Lo que no hemos podido visitar, porque no entra en el presupuesto viajero, es el archipiélago Guna-yala. Eso es más del presupuesto de gente que ha atracado la casa de la moneda.

El canal de Panamá y su historia

Uno de los principales atractivos turísticos de Panamá es sin duda el canal, una obra de ingeniería de más de 100 años. Es increíble ver atravesar barcos, altos como edificios, por un estrecho canal en medio de la tierra. Es como ver navegar barcos por el campo.

El canal son varias esclusas, que hacen de ascensores entre el pacífico y el atlántico, que están a diferente altura. Unas esclusas están del lado pacífico y otras del atlántico.

Los franceses fueron los primeros en intentar hacer el canal, pero fracasaron principalmente por las enfermedades. EEUU lo consiguió después de fumigar, al descubrir que eran los mosquitos los vectores de las enfermedades.

Canal de Panamá
Canal de Panamá

La zona más afro del país en Colón

También estuvimos unos días en Colón y alrededores. Iniciamos la semana de la ciencia en el colegio La Salle, donde nos dieron una cálida bienvenida.

Después de Colón pasamos unos días en la costa del Caribe, la zona más afro del país. Paramos en Portobelo para ver sus fuertes, allí había un mercado muy importante en tiempos de la colonia. En general es una zona muy verde y muy bonita, pero hay bastante suciedad y bandas que la hacen un poco peligrosa.

Por suerte, nos recomendaron un pueblo llamado Cacique, pequeño y muy tranquilo, con gente muy amable. En este pueblo la gente se organiza para mantenerlo todo limpio y en orden. Allí disfrutamos de las playas paradisíacas y de la barrera de coral haciendo kayak.

Fuerte de Portobello
Fuerte de Portobello

El amable y agradable interior del país

Hay mucha diferencia entre la capital y el interior del país. Pudimos comprobar que lo que dice todo el mundo es verdad, la gente del interior es muy amable y agradable.

Lo que nos llamó mucho la atención fue la diferencia de la educación pública. En el interior del país la educación pública es buena y la gente la elige antes que la privada, no como en Panamá y Colón. Es curioso que siendo un mismo sistema educativo la situación sea tan diferente. Está claro que no sólo influye el sistema educativo, sino la sociedad y cultura de cada lugar. También nos sorprendió que todas las escuelas públicas de Panamá son muy parecidas, están pintadas del mismo color y los estudiantes llevan el mismo uniforme.

Estuvimos en Penenomé, Chitré, Santiago y David. No pudieron acogernos mejor. Es muy bonito cuando en un sitio te acogen tan bien y valoran lo que haces, en algunas charlas los chicos se emocionaron al final de la charla y nos dieron un abrazo. Estos gestos nos hacen querer seguir adelante llevando la ciencia a todos los rincones.

Colegio público de Panamá
Colegio público de Panamá

Amaneciendo en el punto más alto de Boquete

Huyendo del calor nos fuimos a Boquete, a subir al punto más alto del país, el volcán Barú. La ruta es dura, son 13 kilómetros de pura subida, y después 13 kilómetros de pura bajada. Pero las vistas merecen la pena, desde arriba pueden verse los dos océanos. Era la primera vez que hacíamos una ruta de noche, empezamos a subir a las 12 de la noche acompañados de Orión y las Pléiades. Para llegar al pico al amanecer y poder ver el espectáculo de la salida del Sol y cómo se proyectaba la sombra del volcán.

Volcán Barú
Volcán Barú

Bocas del Toro

Nuestra última parada en el país fue la provincia de Bocas del toro, una provincia olvidada. Hasta mediados de los 90 no estaba conectada por tierra con el resto del país y eran las empresas bananeras las que se encargaban de los servicios de salud y educación.

Con nuestro amigo Abner visitamos las islas. Vimos cientos de estrellas de mar, playas de arena blanca y agua cristalina como las de las revistas de vacaciones, y haciendo snorkel vimos corales y peces de colores increíbles. En las islas la población local hablaba un idioma extraño, mitad español y mitad inglés que era difícil de entender.

Playa estrella en Bocas del Toro
Playa estrella en Bocas del Toro

Lo mejor de Panamá

Lo que más nos gusta de Panamá, sin duda, es lo verde que es todo, la naturaleza lo invade todo. Además, las estaciones de servicio son geniales, tienen ducha y lavadora, el sueño de cualquier viajero como nosotros.

Nos encantó lo amable que es la gente del interior, y lo gracioso que es cuando se sorprenden por algo y exclaman ¡chuleta! Muchas gracias a todas esas personas que nos acogieron y nos hicieron sentir como en casa.

Cascada las Palmas
Cascada las Palmas