Diario de viaje

De la Sierra a la Amazonía

6 diciembre, 2018


En Cuenca tuvimos una experiencia controvertida. Por un lado, nos topamos con la burrocracia y la política; pero por otro, conocimos a nuestro amigo Bryant de Mochila Astronómica. Nosotros seguimos nuestro viaje hacia el norte, y él hacia el sur, pero antes hicimos una pequeña excursión de despedida.

Más ruinas incas

Salimos de Cuenca con nuestro amigo Bryant hacia Ingapirca. Allí se encuentran las ruinas de los cañaris, un pueblo preinca que más tarde convivió con los incas. En las ruinas se observa la mezcla de ambas culturas. Lo que nos llamó la atención del lugar fue la construcción ovalada en torno al templo del Sol. Esto podría tener que ver con el movimiento elipsoidal de los planetas alrededor del Sol.

Ingapirca
Ingapirca

Las buenas experiencias borran las malas

Si la burrocracia enturbió nuestro paso por Cuenca, en Riobamba ocurrió todo lo contrario. Aquí nos recibieron con los brazos abiertos. Hacía unas semanas habíamos contactado con el grupo de divulgación científica “Kallary Manía”. Ellos se encargaron de toda la burocracia, que la hubo, y de organizar las charlas que dimos en Riobamba.

Nos encantó conocer a los chicos que fundaron este grupo, que no tiene ni un año de antigüedad. Son todos estudiantes de física y biofísica de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (ESPOCH). Cansados del poco entusiasmo y mala enseñanza de muchos de sus profesores, decidieron juntarse y hacer algo. A pesar de no tener mucho apoyo por parte del profesorado y la Universidad, ellos han puesto en marcha su proyecto.

"KALLARY MANIA"
"KALLARY MANIA"

Gracias a ellos estuvimos dando charlas en la Universidad y en la Unidad Educativa Riobamba. Esta última es un colegio público, al que en principio es difícil llegar por la burocracia. Pero esta experiencia de muestra que cuando hay gente interesada en el conocimiento, rellenar unos papeles no debe ser un problema. La madre de uno de los miembros del grupo Kallary trabaja en este centro, y la directora de la unidad educativa estuvo encantada de recibirnos.

Los días que estuvimos en Riobamba nos sentimos como en casa con los chicos del grupo y sus familias. Comimos mucho y muy rico. Algunos chicos del grupo son de la costa, y nos hicieron un desayuno típico de allí. Fue sin duda el desayuno más abundante que haya comido jamás, patacones(plátano frito) con un estofado de carne. ¡Muchas gracias a todos por el caluroso recibimiento!

Si a lo largo de nuestro viaje hemos podido llegar a muchos lugares ha sido gracias a gente como ellos. Gente que quiere cambiar y mejorar los lugares en los que viven y estudian. Así que esperamos que el grupo “Kallary Manía” siga adelante por muchos años con su gran labor, que es la divulgación de la ciencia.

Reencuentros esperados

Hacía ya un par de meses que no veíamos a nuestros amigos de ViajandoxlaGRANAmerica. Después de viajar más de dos meses juntos, los echábamos de menos. Una de las peores cosas de viajar es echar de menos a la familia y los amigos. El viajar con ellos, ver siempre las mismas caras, tener gente a la que contarle las cosas del día a día nos ayudó a sobrellevar mejor la distancia. Pero ellos viajan un poco más deprisa que nosotros y nuestros caminos se separaron, se terminaron las largas noches de partidas de mus, pocha y truco.

Viajando por la GRANAmérica
Viajando por la GRANAmérica

Por suerte hicimos coincidir nuestros caminos en Baños, fue sólo un día, un día muy intenso en el que hicimos todas aquellas cosas de las que habíamos disfrutado juntos. Baños en unas termas, tortilla de patata, cervezas, pisco, cortes de pelo, y por supuesto las cartas.

En Baños también conocimos a otros viajeros, Andando América y unos amigos chilenos. Con ellos pasamos buenos ratos de música y guitarreo.

Columpio del Fin del Mundo
Columpio del Fin del Mundo

Baños es un lugar al que va la gente a relajarse a las aguas termales y a hacer deportes de riesgo, como puénting, tirolina, parapente…Nuestro presupuesto viajero no daba para todas estas actividades, así que nos conformamos con columpiarnos. En lo alto de un cerro está la casa del árbol, un lugar que surgió para vigilar el volcán Tunguragua. Allí tienen unos columpios enormes, los columpios del fin del mundo. Fue divertido, aunque tiene que ser mucho mejor en un día despejado con vistas al volcán.

Otro de los atractivos del lugar son las múltiples cascadas, nos fuimos de Baños por la ruta de las cascadas. En nuestro camino fuimos parando en algunas de ellas. Lugares increíbles en medio de la naturaleza, pequeños paraísos que te llenan de felicidad.

Ruta de las Cascadas
Ruta de las Cascadas

Descubriendo la amazonía

Tanto en Bolivia como en Perú, no habíamos tenido tiempo de meternos en la zona de selva. Así que teníamos claro que Ecuador era el lugar para hacerlo. Nos habían recomendado ir a Puerto Misahualli, y la verdad es que fue una gran decepción.

El lugar no está mal, está en un lugar en el que se cruzan dos ríos que confluyen en el río Napo. Uno de los atractivos del lugar son los monos, pero nos pareció horrible. Estos monos no se ven sanos, suponemos que debido a la mala alimentación y al estrés de vivir en un pueblo. Estos animales deberían estar en la selva, y no en el pueblo. Hablamos con uno de los artesanos del lugar, nos contó que él llevaba mucho tiempo luchando contra la mala situación de los monos. Decía que muchos morían electrocutados (andan saltando por los cables de alta tensión), por ataques de perros o por enfermedades debido a la mala alimentación. Tanto para la mayoría de la gente local y para los turistas eran una graciosa atracción turística.

Oriente Ecuatoriano
Oriente Ecuatoriano

Además de eso, el lugar no ofrecía mucho más. Cerca del pueblo se puede ver una ceiba, un árbol enrome, de estos que te hacen sentir pequeñito. Lo que nos recomendaron fue internarnos en la selva por la carretera que salía de Puerto Misahualli hacia Coca. Esto fue lo que realmente emocionante. Al principio fue sorprendente ver que la ruta estaba asfaltada y en perfecto estado, íbamos manejando por la selva en una ruta en mejor estado que la panamericana. A los 15 km el asfalto se terminó, pero la ruta estaba en buen estado, el piso era firme y los pozos que había no eran tan grandes. Hemos estado en rutas mucho peores.

Adentrándonos en la selva

Avanzamos por esa ruta en medio de la densa vegetación, una gran experiencia, sin duda una de las rutas más lindas que nos hemos encontrado en el viaje. Llegamos hasta el colegio Nuevo Paraíso, allí hablamos con el rector y nos permitió dar nuestra charla a los chicos de últimos cursos. Fue así en el momento, sin preparativos, ni papeleo ni nada. Reunió a los chicos en el patio y nos puso allí delante. Normalmente damos las charlas con un proyector, pero bueno, también sabemos adecuarnos a las circunstancias. La verdad es que hacía mucho calor y meter a toda esa gente en un aula era inviable. Así que pizarra en mano nos pusimos a hablar de física de partículas y viajes por el Universo. Fue una experiencia diferente. Los chicos fueron muy tímidos y apenas hicieron preguntas.

Al director del colegio le habíamos contado nuestro proyecto, que lo hacíamos como un intercambio cultural, a cambio de un lugar donde estacionar y una comida. Pero el hombre se fue sin ofrecernos nada, no sabemos si no entendió lo que queríamos o simplemente se hizo el sordo. Nosotros decidimos no cobrar para que cada uno ofrezca lo que pueda y el proyecto pueda llegar a cualquier lugar. Y a veces puede pasar esto, hay gente que no te ofrece nada, y otra que te lo da todo. De todas formas, la experiencia fue interesante.

La gran familia de Moisés

Como en el colegio no nos ofrecieron nada, miramos en ioverlander, la aplicación que utilizamos para ver dónde dormir. Justo al lado del colegio estaba la casa de Moisés, uno de los profesores del colegio que justo ese día había tenido que ir a la ciudad. Él recibe a muchos viajeros, le encanta conversar y conocer gente de diferentes lugares. Cuando llegamos a su casa nos recibieron sus hijos, tiene una gran familia, tiene diez hijos, algunos de los cuales ya son mayores y también tienen hijos.

Allí nos sentimos como en casa, compartieron con nosotros todo lo que tenían, sin pedir nada a cambio. Nos dieron de comer y cenar y nos acogieron como a uno más. Al principio nos daba un poco de vergüenza, pero pensamos que igual que no nos sentimos mal cuando otras personas con más dinero habían compartido todo con nosotros, tampoco debíamos hacerlo ahora. Si ellos decidían compartir con nosotros lo que tenían, nosotros no podíamos rechazarlo.

Familia de Moises
Familia de Moises

Eran una familia evangelista, pero eran muy abiertos. Otros evangelistas con los que nos hemos encontrado en el camino cuestionaban la ciencia e intentaban convencerte de que su dios era el verdadero. La familia de Moisés no trató de convencernos de nada, es más, nos preguntaron por la vida en otros planetas y las exploraciones en Marte.

Aprendimos mucho con ellos, sobre cómo es la vida en la selva y cómo vivía su comunidad. La mayoría de la gente de la zona tiene fincas en las que cultivan banana y cacao. Antiguamente se cultivaba café, pero una plaga se lo llevó todo. Mucha gente vivía en torno al petróleo, dando de comer a la gente que trabajaba en los pozos o en el mantenimiento de las carreteras e infraestructuras. Pero hace unos años empezó a no ser rentable la explotación del petróleo en la zona y mucha gente se quedó sin trabajo. Es curioso, porque a esta gente no puedes decirle que el petróleo es malo, que contamina, que no es sostenible. Para ellos es su fuente de trabajo y lo que les daba de comer, así que están deseando que vuelvan a explotarlos.

Los fines de semana en la comunidad juegan a voleibol y a fútbol, así que nos pasamos el sábado entero con ellos viendo como jugaban. Y sin entender ni una palabra, porque hablaban en quichua. Fue curioso compartir esta experiencia con ellos, aunque el día se hizo largo y un poco aburrido, fue muy interesante. Compartieron con nosotros el yogur amazónico, o chicha de yuca. La verdad es que no nos gustó mucho, era algo que sentaba fuerte al estómago y si bebías mucho emborrachaba.

Una de las noches se puso a llover como si no hubiera mañana, parecía como si alguien se hubiera dejado una manguera encendida. Y nosotros nos pasamos media noche intentando que no entrara agua en la kombi, descubrimos que si llueve mucho entra agua por una de las puertas. Además de lluvia hubo una gran tormenta, la verdad es que daba miedo. Cuando vivíamos en España y había tormenta nos metíamos en casa y veíamos una película, o estás con los amigos en un bar tomando algo, pero no le prestas atención a la tormenta. Estar en la kombi, en medio de la selva, bajo una lluvia torrencial y rayos y truenos teníamos la sensación de que se iba a terminar el mundo, daba un poco de miedo. Es fácil entender por qué antiguamente creían en las fuerzas de la naturaleza, por qué el agua, la lluvia, el sol y la luna eran dioses.

¿De dónde viene el cacao?

Como gran amante y adicta al chocolate me sentí un poco estúpida al darme cuenta de que no sabía ni cómo era la planta del cacao. Pudimos ver cómo cultivaban cacao y cómo lo cosechaban. Fanny, la mujer de Moisés, se fue a por verde (plátano para cocinar) y yo me fui con ella. Se fue machete en mano, un machete largo como su brazo, y que manejaba con una facilidad como si se tratara de una extremidad más de su cuerpo. Cada vez que lo usaba me la imaginaba diciendo “¡Adelante gadgeto machete!”. Le vi abrir el cacao de dos machetazos, con una precisión increíble.

Planta del cacao
Planta del cacao

Fruto del Cacao
Fruto del Cacao

Semillas del Cacao
Semillas del Cacao

Secado de las semillas
Secado de las semillas

De cascada en cascada salimos de la selva

Después de una semana en la selva necesitaba salir de allí. El calor es soportable, la lluvia y la humedad también, pero no podía más con las picaduras de mosquito, ¡no podía parar de rascarme! Así que volvimos a la sierra, eso sí, parando en algunas de las cascadas que nos encontramos en el camino, eran infinitas.