Diario de viaje

Despidiéndonos de Colombia

12 julio, 2019


Estando casi 6 meses en Colombia, el último mes por la costa nos supo a despedida. Pero también a bienvenida, porque cada parte del país es diferente. Nada tiene que ver el paisaje, la gente y las costumbres de la gente de Pasto, con la gente del eje cafetero, y con la gente de la costa.

El parque Tayrona

¿Volveremos en algún momento a Barcelona? No lo sé. Lo que sí sé es que nos encantó el Tayrona, sus playas de arena blanca y aguas cristalinas con pececitos de colores, y sus senderos entre palmeras llenos de monitos titi.

También hubo cosas que no nos gustaron. El Tayrona es un parque nacional, pero en manos privadas. En la web pone que era temporada baja, pero al llegar allí resulta que era temporada alta, y te cobran un seguro por día, aunque tú ya tengas tu seguro de viaje, sino no te dejan entrar. Esto no me gustó, además en la entrada más que informarte cada persona te da una información distinta y te quieren vender un seguro más caro que en la entrada diciéndote que sino no te dejan entrar. De todas maneras, decidimos obviar esta parte y disfrutar varios días de las hermosas playas y senderos.

Playas del Tayrona
Playas del Tayrona

Parque Tayrona
Parque Tayrona

Monos Titis del Parque Tayrona
Monos Titis del Parque Tayrona

La sierra nevada de Santa Marta

Seguimos recorriendo la costa y su naturaleza por los alrededores de Santa Marta. En Palomino disfrutamos de sus playas infinitas, a donde llegan los ríos de la sierra nevada. Los picos más altos de la sierra nevada de Santa Marta están a más de 5700m, a menos de 50 km de la costa.

Lo mejor de Palomino fue estacionar debajo de un palo de mangos, y en plena temporada de cosecha eso significa que caen mangos del cielo para desayunar, merendar y cenar. Nunca habíamos comido tantos mangos ni tan ricos.

También disfrutamos de los ríos y cascadas de la sierra en Minca. Aunque caminar por rutas en las que las motos estaban continuamente pitando para que te apartaras del camino le quitaba un poco el encanto. Eso no me gustó mucho, pero entiendo que la gente del lugar tiene que ganarse la vida y que hay turistas a los que no les gusta caminar.

Descansando en Minca
Descansando en Minca

Bacaneria científica

Estuvimos en Barranquilla, la ciudad de la bacaneria, de uno de los carnavales más grandes del mundo. Fue una semana llena de actividades en la que disfrutamos mucho de la alegría costeña. Gracias a Alfonso Hiram y la gente de @cosmocaribe por acogernos esa semana. Con ellos estuvimos en varios colegios y en el planetario.

En la @unidadporteñadeaprendizaje tienen un proyecto de radio genial, son los propios chicos los que hacen un programa muy divertido y dinámico todos los sábados, en el que nos entrevistaron. Es increíble ver a niños comportarse como verdaderos periodistas. Además, el profesor Alfonso Hiram ha puesto en marcha un observatorio en el colegio, el único que hay en la costa.

En el Mega colegio de villas de San Pablo tienen un proyecto muy interesante de arte, Muspaz. Nos encantó ver el museo con obras muy críticas con la política y la destrucción del medio ambiente.

UPA, Unidad Porteña de Aprendizaje
UPA, Unidad Porteña de Aprendizaje

Travesía en Barco

Llegamos a Cartagena, nuestro último destino en Colombia. Para cruzar a Panamá no hay ruta, se acaba la Panamericana. El tapón del Darien, una selva, nos impide cruzar a Centroamérica por tierra. Así que toca hacerlo en barco, tenemos que meter a Vera en un contenedor y despedirnos de ella unos días. Antes de meterla en el contenedor tuvimos que sacarlo todo para pasar el control de antinarcóticos, aprovechamos para hacer limpieza y meterlo todo en cajas. Todo lo que tenemos cabe en unas cuantas cajas.

Los trámites son largos y pesados, pero en un par de días estaba todo listo. En nuestro contenedor no iba Vera sola, sino la kukis también, la kombi de @xinoxanolatino.

En Cartagena buscamos un alojamiento, no nos gustó nada el lugar en el que suelen estacionar los viajeros. Dentro de la muralla, la zona turística, la ciudad es muy segura. Pero en los alrededores no lo es tanto. Todos los viajeros estacionan en una playa, y estar todos juntos da seguridad, pero hay continuamente gente al acecho para ver si se queda un celular o algo de valor a mano. A varios viajeros les han robado allí, a algunos incluso estando ellos dentro.

Vera dentro del contenedor
Vera dentro del contenedor

Cartagena de Indias y su historia

Cartagena de indias es quizás la ciudad más colonial y colorida que hemos visto en todo el viaje. Pasamos los atardeceres paseando por sus calles y la muralla que rodea la ciudad antigua, a otra hora hace tanto calor que no se puede caminar. Esta ciudad tiene historias de conquistas y piratas. En España las historias de piratas suenan a película, a las historias de los libros, pero aquí son parte de su historia.

Nos encantó visitar el castillo de San Felipe y descubrir su historia. En una ocasión vinieron los ingleses y los mantuvieron a raya durante quince días a la entrada de la bahía. Los que realmente ganaron la batalla fueron los mosquitos y las enfermedades. Dudaron si replegarse al fuerte o aguantar en la bahía. Esa decisión acertada cambió la historia, dicen que si los ingleses hubieran ganado esa batalla en Sudamérica se hablaría inglés. Nunca lo sabremos. Después de aquello se amplió el fuerte de San Felipe, era un fuerte invencible. Nunca se volvió a poner a prueba, y el único enemigo que lo derrotó fue el tiempo.

La ciudad tiene una fuerte influencia afro, por las calles se puede ver a las palenqueras con sus canastas de fruta en la cabeza. En tiempos de la colonia, los esclavizados africanos que se escapaban lo hacían a los Palenques, donde confluían personas de lugares muy distintos de África. Allí crearon su propio idioma y cultura, que más tarde se fue mezclando con la cultura costeña colombiana, y que sigue viva gracias a las palenqueras.

Torre del reloj
Torre del reloj

Palenquera en Cartagena
Palenquera en Cartagena

Calle Cartagena
Calle Cartagena

Hasta la próxima Colombia

Después de 5 meses y medio recorriendo Colombia nos vamos enamorados de este país, de su gente, de su color verde intenso, de su café y de su fruta. Hemos descubierto que existen frutas de las que nunca habíamos oído hablar. Algunas sólo sabemos su nombre y su sabor porque las hemos tomado en jugo, pero ni sabemos cómo son por fuera.

Nos vamos porque no podemos estar más tiempo, pero nos vamos sabiendo que volveremos, sabiendo que dejamos muchos amigos en el camino. Muchas gracias a todos por acogernos y ayudarnos a llegar un poquito más lejos.