Diario de viaje
Descubriendo la diversidad de la Bolivia Plurinacional
31 agosto, 2018
Nuevo país, nueva idiosincrasia
Inmediatamente después de cruzar la frontera entre Argentina y Bolivia, uno se da cuenta que está en un país diferente. Al cambiar de país uno siempre tiene que adaptarse a la idiosincrasia del nuevo país, a las nuevas comidas, a las nuevas costumbres, a las nuevas maneras de pensar y actuar… Esto ocurre en cualquier país, pero en Bolivia es todavía un poquito más difícil. También hay que acostumbrarse a la altura y a sentirse extraño. Si en Argentina me sentía como en casa, aquí me he sentido un poco gringa.
Altura, coca y cholitas de pocas preguntas
Lo de la altura lo hemos llevado bien a base de tés de coca por la mañana, y mascar coca durante el día. Lo de sentirnos extraños se ha ido pasando al ir conociendo a la gente. De entrada la gente del altiplano es muy distante y no les gustan las preguntas. Al ir a comprar a un mercado es bastante común que no quieran atenderte, que te ignoren. La verdad es que no entiendo que alguien que se dedica a vender haga esto, y más viniendo de Argentina donde los vendedores no paran de hablar y si hace falta te venden a su madre. No les gusta que preguntes el precio si no vas a comprar, o simplemente que preguntes. Al final te acostumbras e intentas preguntar poco y comprar mucho. Por suerte no todo el mundo es así y hay cholitas encantadoras. Luego me enteré que a la gente de las ciudades cuando va a los mercados de los pueblos les ocurre lo mismo. Las cholitas son las típicas mujeres del altiplano que visten con falda, llevan dos trenzas y suelen llevar un lindo sombrero.
Relieve, cultura y diversidad
En general Bolivia puede dividirse en tres zonas bien diferenciadas, el altiplano, los valles y la amazonía. Sólo les faltaría el mar que les robaron los chilenos para tener todos los paisajes posibles. Es por esto que es uno de los países con mayor biodiversidad del mundo. Sus paisajes, sus gentes y sus costumbres reflejan también esta diversidad.
Los pueblos originarios se dividen principalmente entre el altiplano y los llanos orientales. En el altiplano se habla principalmente quechua, y en la zona de la Paz aymara. En los llanos se habla guaraní y otros muchos idiomas. Y es que el nombre oficial del país es Estado Plurinacional de Bolivia, hay alrededor de 40 grupos étnicos y 37 idiomas oficiales.
Muchas de las etnias conservan su idioma, cultura y tradiciones, haciendo que la influencia indígena en el país sea importante. Es curioso ver cómo se mezclan las religiones indígenas con la católica. Aproximadamente el 75% de la población se autodenomina católica. Y a la vez hacen ofrendas a la pachamama (la madre tierra). Al empezar a construir algo suelen hacer un rito y enterrar un feto de llama, cuanto mayor es la construcción mayor debe ser la ofrenda. En general, la población es muy conservadora. Se está empezando ahora a hablar del aborto a raíz de la movilización argentina, y la homosexualidad no está bien vista. Además, muchos bolivianos no confían en los médicos, sino en los curanderos o chamanes.
Un alto porcentaje de la población del altiplano es rural, y vive en condiciones muy humildes. Vimos muchas casas de adobe que no deben tener luz ni agua corriente. Lo que sí había en todos los pueblecitos eran escuelas, algunas de ellas financiadas por proyectos extranjeros.
Vimos también una gran variedad de bailes típicos. Muchos chicos se juntaban en plazas para practicar folclore y danzas andinas. En las procesiones vimos también danzas distintas y en eventos de la Universidad. Me llamó mucho la atención porque en general la gente del altiplano es bastante cerrada, pero tienen mucha alegría cuando bailan. Y es que después de casi dos meses en Bolivia nos dimos cuenta de que sólo hay que buscar algo en común con ellos para que bajen esa barrera inicial. Después son gente muy agradable y simpática. Con la gente de las ciudades es más fácil.
Bolivia es un país muy seguro, en general desconfían de lo extranjero y no se acercan ni para robar. De hecho, en muchos pueblos vimos carteles que decían que linchaban a los ladrones. Y por lo que nos contaron, lo decían en serio.
En cuanto al clima, en el altiplano hay dos grandes estaciones: la húmeda y la seca. En la seca todos los días hace sol y no llueve ni una gota. Para nosotros es la mejor época, los días son hermosos y te permiten disfrutar del paisaje. Aunque por las noches hace un frío que pela y tienes que encerrarte bajo todas las mantas que encuentres a mano. En época de lluvias puedes tener problemas con carreteras cortadas o en mal estado por el agua.
Diversidad también en la comida
Todo en Bolivia es muy diverso, incluso la comida. Lo mejor y más barato era comer en los mercados. En todos ellos había una zona en la que servían platos típicos de la zona y comías con la gente del lugar por muy poco dinero. Todos los platos tienen arroz, no se concibe una comida sin arroz. Cosa a veces incómoda porque te servían una milanesa encima de arroz, y era complicado cortarla sin que el arroz terminara por toda la mesa. Otro de los denominadores comunes en muchas comidas era el chuño, una papa pequeña y oscura, y el choclo. Lo que no podía faltar tampoco en cualquier comida era la llajwa, una salsita picante de la que es mejor no abusar si no tienes la lengua a prueba de fuego. Lo más curioso que probé fue la sopa de maní, una sopa con sabor a cacahuete con papas fritas flotando. Por raro que pueda parecer estaba rico. En cada zona había un plato típico diferente, comimos silpancho, ají de papa lisa, sopa de cordero, anticucho, charque, pique macho, trucha (cerca del lago) …
La pachamama está sucia
Es curioso porque por un lado tienen muy arraigado el amor a la tierra y a la Pachamama. Y le hacen muchas ofrendas. Pero una cosa es hacer ofrendas y otra muy distinta dejarlo todo lleno de mierda. Y es que nunca en mi vida había visto tanta contaminación y basura como en Bolivia. En Uyuni había rotondas que eran literalmente montones de basura. Me parece inaceptable que un pueblo como Uyuni que está al lado del salar, que es una maravilla de la naturaleza, esté tan contaminado. Ni el gobierno ni la población se preocupan lo más mínimo por reciclar; de hecho, a veces es difícil encontrar papeleras. Y las pocas que hay están rodeadas de basura por el suelo llenas de perros. Es muy común ver gente tirar cosas al suelo.
En Bolivia no hay un buen sistema de recogida de basura, por no decir que prácticamente no existe. He visto camiones de basura tirar todos los deshechos en la entrada del pueblo. En las ciudades puede ser un poco mejor. Sucre por ejemplo era una ciudad muy limpia. En La Paz era curioso porque los camiones de basura tenían una musiquita que avisaba de su llegada. Pero realmente me gustaría saber dónde termina toda esa basura. Me entristeció mucho que un país como Bolivia, que tiene tanta naturaleza, tanta diversidad y que es tan bonito, esté tan contaminado.
Echar gasolina y conseguir agua era todo un reto
Uno de los retos en Bolivia era echar gasolina. El precio era fijo a nivel nacional, 8.68 bolivianos (~1 euro) por litro para extranjeros y 3.78 bolivianos (~0.5 euro) para nacionales. Es decir, por ser extranjero te cobraban tres veces más por litro, por ley. Pero hecha la ley, hecha la trampa. La gracia era intentar negociar el precio, normalmente por 5 bolivianos el litro conseguíamos cargar. Todos ganábamos, nosotros cargábamos más barato y el señor que te cargaba se quedaba con la diferencia. Por supuesto no era fácil, no todo el mundo aceptaba el trato, algunos no bajaban de 7 bolivianos el litro, y otros tenían cámaras de seguridad que les impedía saltarse las normas. Cuando las negociaciones fallaban, a veces funcionaba estacionar la kombi a unas cuadras e ir con un bidón para que te lo llenaran. En casos extremos, si esto tampoco funcionaba no quedaba más opción que buscar una persona del lugar dispuesta a ayudarte por un módico precio. Ángel se tomó como un juego no cargar jamás a precio internacional, y lo conseguimos. Aunque a veces la cosa estaba difícil, no es raro en Bolivia que las gasolineras estén desabastecidas. Pero a pesar de las dificultades conseguimos ahorrar bastante en combustible 🙂
Otro de los retos es conseguir agua potable. El agua en sí es un problema en Bolivia, hay mucha escasez. Fuera de la época de lluvia el altiplano es una zona muy seca y con muy poca humedad y muy poca vegetación. Además, la poca agua que hay suele estar contaminada por la minería. Así que sobrevivimos a base de comprar bidones de agua. Y para conseguir que alguien te llenara un bidón de agua había que buscar bastante o negociar.
Evo y la política indigenista
A lo largo de la historia Bolivia tuvo varios gobiernos militares. Pero desde 2005 gobierna Evo Morales, primer presidente de origen indígena. Al principio Evo convenció a gran parte de la población con su discurso pupulista, pero últimamente la gente ya está cansada de la gran corrupción que hay. Detrás de su discurso indigenísta y de amor a la pachamama se esconde una gran red de corrupción y acuerdos de explotación y exportación de minerales con grandes empresas extranjeras. A pesar de haber nacido en un pueblo humilde en una zona minera, ahora es una persona muy ostentosa que se mueve principalmente en helicóptero. Construyó un gran palacio, llamado la casa del pueblo, que la gente aborrece porque ha sido construido con fondos públicos.
Lo bueno del gobierno de Evo es que ha dado voz y voto a los pueblos originarios. Han podido acceder a puestos de importancia que antes les eran vedados. Sin embargo, en mi opinión esto no se ha hecho bien. No puedes poner en un cargo importante a alguien que no está preparado para ejercer dicho cargo. Ha habido mucha gente puesta a dedo en ayuntamientos y de ahí ha surgido mucha corrupción. Está bien que los tenga acceso a cualquier puesto y que se escuche su opinión, pero no que se le de poder absoluto a gente que no tiene preparación para administrarlo. Por ejemplo, antiguamente había un centro arqueológico nacional que gestionaba las numerosas ruinas y sitios arqueológicos del país. Hoy en día ese centro no existe y cada comunidad maneja las ruinas o centros arqueológicos que le corresponde. Esto es desastroso, ya que gente sin estudios o sin preparación está gestionando restos de hace miles de años. El problema es que muchos de estos lugares no se están conservando y gestionando bien. Especialmente grave me pareció el caso de Tiwanacu, uno de los restos arqueológicos más antiguo del mundo. Sólo está excavado el 10%, el lugar está mal conservado, mal explicado para el visitante y en los últimos años los fondos que se sacaban de las entradas iban directamente al bolsillo de los gobernantes del pueblo. Está mal lo que hacían antes, que ni siquiera preguntaban a la gente de la zona para hacer cosas, ya que pueden ser lugares sagrados para las comunidades. Pero tampoco está bien que las comunidades tengan todo el poder y hagan una mala gestión de los lugares.
Evo lleva ya más de doce años en el poder. Hizo un referéndum para cambiar la constitución y poder volverse a presentar. La población está cansada sobre todo de la corrupción y votó en contra. Pero él dice que según los derechos humanos cualquier persona puede ser elegida, así que piensa volver a presentarse. Me llamó la atención ver muchas protestas. Y es que los bolivianos, a pesar de tener un carácter reservado, son muy de salir a la calle y protestar. Esperemos que reine la cordura y el sentido común, y no los aires de grandeza que tiene este tipo que se cree por encima del bien y del mal.
Todo en Bolivia es informal
Todo en Bolivia es informal, sobre todo el comercio, el transporte. La mitad de la población se dedica al comercio informal y la otra mitad al transporte informal. Hasta el rincón más insospechado es apropiado para ponerse a vender cualquier cosa. Conducir por las ciudades de Bolivia es horrible, están llenas de taxis, trufis y minibuses que te adelantan por la derecha sin avisar y que no paran de tocar bocina. Y más en Potosí, que encima todo está en cuesta. Lo bueno es que las rutas estaban nuevecitas y en perfectas condiciones. Me refiero a las rutas que unen las ciudades y pueblos principales, si te salías de ahí ya era todo ripio. Lo que había era infinitos peajes, no eran muy caros pero te cobraban por todo. Y en los sitios turísticos también, te cobran poco, pero por todo.
En general, los bolivianos son poco claros. Puedes preguntarles una dirección a diez personas y todas te van a decir algo diferente. Además de decirte que está ahisito nomás.
Le pillamos el truco y el gusto a Bolivia
Es un país al que al principio cuesta acostumbrarse, pero sólo hay que pillarle el truco. Estuvimos un mes y medio recorriendo Bolivia y sólo alcanzamos a ver el altiplano y algo de los valles. Nos ha quedado todo el oriente por ver, que es precisamente la zona con más diversidad cultural. Nos fuimos de Bolivia con grandes amigos a los que seguro volveremos a ver. Pero eso os lo contaremos en otro post.