Diario de viaje

Sobreviviendo en la gran ciudad

11 abril, 2019


El caos de Bogotá

Finalmente llegamos a Bogotá, la ciudad de Betty la fea, donde estuvimos dos meses. Cuando me decían “juiciosa mami” y me subía al transporte público me sentía totalmente como en la telenovela.

Durante dos meses cambiamos la kombi por un apartamento, a veces se echa de menos vivir como la gente normal. Nuestro amigo Bryann Avendaño nos acogió y nos ayudó a buscar un lugar donde quedarnos. El colegio al que yo tenía que ir estaba en la zona norte, la parte rica de la ciudad. El presupuesto viajero no da para quedarse en esa zona, así que nos quedamos en el 20 de julio, un barrio de gente trabajadora al sur de la ciudad. Fue un barrio que nos gustó mucho, con un mercado lleno de deliciosa fruta, jamás tuvimos un frutero tan colorido. También nos llamó mucho la atención la iglesia, los domingos hay misas multitudinarias cada media hora, desde muy temprano hasta tarde en la noche. En la iglesia no cabe un alfiler, hay gente por todas partes, pero es que además en la plaza de la iglesia hay también misa al aire libre.

Nuestro colorido frutero
Nuestro colorido frutero

Bogotá es una ciudad muy caótica, la contaminación está por las nubes y el transporte es una locura. La ciudad es alargada, a los pies de la cordillera central, y el transporte es longitudinal de sur a norte. No hay metro, los alcaldes llevan prometiéndolo años, lo que sustituye al metro es el Transmilenio. Esta es una empresa de autobuses que tiene pocos autobuses en hora punta y es cara teniendo en cuenta el salario mínimo de muchos de los trabajadores que lo utilizan. Uno nunca sabe cuándo van a llegar los autobuses, la gente no sabe hacer fila, hay empujones y tirones de pelo para entrar, robos… Uno se siente como una sardina en lata allí dentro. Al final uno termina aprendiendo a sobrevivir, a quitarse la chaqueta, ponerse la mochila hacia adelante y atarse el pelo antes de entrar. Los rolos (la gente de Bogotá) no juegan a las sillas de pequeños por diversión, es entrenamiento para el Transmilenio.

Conociendo Bogotá de la mano de Bryann
Conociendo Bogotá de la mano de Bryann

Los alrededores de la ciudad

Pero bueno, no todo es malo, hay mucha oferta cultural y tiene cerca las montañas y algunos pueblos lindos a los que huir cuando uno ya no puede más.

Una de las visitas obligatorias en Bogotá es Monserrate, una basílica en lo alto de la montaña desde la que se puede apreciar la inmensidad de la ciudad. Subir andando un domingo es un buen plan para hacer ejercicio y disfrutar uno de los espacios verdes de Bogotá.

Ya que habíamos visitado la segunda maravilla arquitectónica del país nada más entrar, no pudimos quedarnos sin visitar la primera, la catedral de sal de Zipaquirá. Una catedral bajo tierra, excavada en una mina de sal que se sigue explotando. Tuvimos la oportunidad de hacer la ruta del minero, de recorrer a oscuras los túneles como antiguos mineros y de ganarnos un salario.

Catedral de Sal en Zipaquirá
Catedral de Sal en Zipaquirá

También visitamos Sopó, fuimos al colegio Pablo VI, en el que nuestros amigos Viviana y Óscar organizaron el que esperamos sea el primero de muchos festivales de ciencia. Aprendimos con Elisa Jimeno que se pueden amar los ácaros, y que por salud es mejor no tender la cama, hay que dejar que le de el sol. Aprendimos con Elisa Chaparro que también se pueden amar las arañas y los miriápodos, y que los cienpies no tienen cien pies ni los milpies mil pies. Bryann Avebdaño nos enseñó qué puede hacer un estudiante para llegar a ser científico en Colombia. Y nosotros invitamos a todos, como hacemos siempre, a viajar con nosotros por el espacio y el tiempo. Fue una tarde genial en la que aprendimos mucho.

Divulgación en Bogotá

En Bogotá no paramos de dar charlas, estuvimos en varios colegios y en varias Universidades (Nacional, Sergio Arboleda, los Andes y la Gran Colombia). También estuvimos en el planetario, colaborando con la formación de docentes. Allí visitamos el museo del espacio, ¡fue genial! Normalmente todos los museos de ciencia son divertidos, hay muchas cosas para cacharrear e investigar, pero este me fascinó. Había una sala con diferentes pantallas, y en cada una de ellas un científico diferente (Einstein, Hubble, Gamow, Lemaitre, Guth y Zwicky). Podías ver cómo discutían entre ellos sobre el big bang y la expansión del universo. Me gustó tanto que lo vi dos veces.

Por primera vez nos pidieron dar una charla sobre nuestro viaje, no sobre ciencia, sino sobre nuestro proyecto. Nos hizo mucha ilusión inaugurar las charlas de @Charlab, la ciencia y sus historias. Unas charlas que hablan sobre científicos, y no sobre ciencia, una manera amena y entretenida de acercar la ciencia a la gente. Pueden encontrar esta charla en Youtube, es un lindo resumen de nuestro primer año y medio de viaje.

Santiago Vargas nos invita a #Charlab
Santiago Vargas nos invita a #Charlab

Las puertas de la Amazonía

Mientras estábamos en Bogotá nos invitaron de la Universidad de la Amazonía, nos quedaba muy lejos y al sur como para ir con la kombi, así que fuimos en avión a la ciudad de Florencia en Caquetá. Nos encantó el lugar, una zona hermosa a la que hasta hace unos 5 años no mucha gente llegaba.

La facultad de ciencias de la universidad de la Amazonia nos invitó allí a dar charlas no sólo en la universidad, sino también en colegios de la ciudad y alrededores. Nos hizo mucha ilusión ver la cantidad de gente que vino a la charla de la universidad. También nos encantó conocer escuelas rurales como la institución educativa de Puerto Arango, donde los profesores se han unido para cambiar la realidad de la zona. Tienen una especialidad en agroturismo, pudimos pasear por su sendero ecológico y ver micos y murciélagos.

Escuela rural en Caquetá
Escuela rural en Caquetá

A parte de dar charlas también tuvimos tiempo para ir de excursión. Estuvimos en Anayacito, un lugar con cascadas preciosas. Nos habíamos bañado bajo muchas cascadas, pero nunca en lo alto de una. Nos llevamos fiambre para comer, un plato riquísimo envuelto en hojas de plátano.

Uno de los lugares más bonitos de Caquetá es el portal del Fragua, un río que divide montañas. Es curioso como mucha gente del lugar no conoce este sitio. Ahora Caquetá es un sitio tranquilo en el que disfrutar de la naturaleza, pero no siempre fue así. Era una zona dominada por las guerrillas. Lo único bueno que hicieron fue preservar las selvas y su fauna, que se encuentran intactas en estas zonas.

Portal del Fragua
Portal del Fragua

Al recorrer los pueblos de Caquetá se puede ver un museo vial, un montón de carteles en la ruta que hablan de todas las víctimas de la guerra. Me impresionó ver que había muchos profesores, gente que simplemente animaba a sus alumnos a tener un pensamiento crítico.

También nos llamó mucho la atención la gran cantidad de militares que se ven, con unas armas enorme, y te sonríen y saludan. Se nos hizo muy raro, en España no se ven militares por la calle, y menos con semejantes armas.

Primeros meses en Colombia

Nuestros primeros meses en Colombia fueron geniales. Empezamos a conocer la realidad de este país y su capital. Aunque el caos de la gran ciudad no nos emocionó allí hicimos muchos amigos y disfrutamos mucho. También disfrutamos de lo poco que conocimos de la Amazonía. Caquetá es el paraíso de la fruta, descubrimos frutas riquísimas como el sapote y tomamos deliciosos jugos de arazá.