Diario de viaje
Descubriendo las escuelas experimentales
1 diciembre, 2017
Escuelas Tradicionales …
La primera persona que nos contactó en Ushuaia, como contamos en el post anterior, fue Cristian. Fuimos a la escuela Julio Verne, donde él es profesor. Estuvimos con los chicos de cuarto curso. Nunca habíamos dado una charla con las montañas de la ciudad de fondo. Nos contaron que en la escuela hacen muchas actividades al aire libre, como trekking, kayak, escalada,… Es estupendo que desde la escuela fomenten el deporte y el amor por la naturaleza.
… Y Escuelas Experimentales
Mandamos emails a muchas escuelas de la zona, pero están terminando el curso y no tienen tiempo para nosotros. Por suerte una de las escuelas a las que les habíamos mandado un email era una escuela experimental, La Bahía, ellos evalúan a los alumnos de manera continua y sin exámenes. Estoy haciendo un máster de profesorado a distancia para poder ser profesora de física y química. Este tipo de escuelas son cosas sobre las que he leído pero que nunca había visto de cerca, y sinceramente no tenía claro si escuelas así funcionaban bien en la práctica o no.
Pidieron tener una reunión para conocernos, fue una reunión atípica. El recibidor de la escuela está lleno de zapatos, no sabíamos si quitárnoslos o no. Nos decidimos a entrar y la escuela es básicamente un salón muy grande prácticamente vacío. Nos invitaron a coger unos almohadones y sentarnos en el suelo. Estuvimos conversando con tres de los profesores de la escuela. Les convenció nuestra propuesta y no sólo nos invitaron a dar nuestro taller en primaria y secundaria, sino que nos invitaron a pasar el día en su escuela y ver cómo funciona.
Compartiendo el día con la escuela La Bahía
Al día siguiente fuimos con muchas ganas de ver cómo trabajan y con muchas ganas de compartir el día con ellos. Las clases empiezan haciendo silencio cuando cierran la puerta y todos los chicos están dentro y sentados en sus almohadones en su círculo correspondiente. Todos los grupos, desde los de 3 a 18 años comparten el mismo espacio. Hay 15 grupos de unos 15 chicos máximo. Es asombroso ver cómo transcurren las clases en el mismo espacio, hablando bajito y sin molestarse los unos a los otros. Los profesores se sientan en el suelo como uno más.
Aunque pueda parecer todo muy hippie y desestructurado la verdad es que estos chicos tienen más disciplina y respeto que muchos de los chicos que hemos visto en otras escuelas tradicionales. En la escuela son muy rígidos con el cumplimiento de las normas y el horario. Si un chico no trae la tarea hecha no puede participar de la clase, y si se comporta mal se le invita a abandonar la rueda para reflexionar. Es sorprendente ver cómo los profesores no mandan callar a gritos a los chicos o piden silencio a voces, sino que hablando en un tono normal les invitan a calmarse. Y más sorprendente todavía es cómo la mayoría acata las normas sin protestar, aunque como en todas partes hay chicos más y menos revoltosos.
Participando del día a día de la escuela
La primera hora yo fui a una clase de ciencias de primaria y Ángel a una de infantil. La mía era una clase con experimentos prácticos con imanes. Fue alucinante ver a chicos de unos 10 años hablando de polos y campos magnéticos. No hay libros, sólo un profesor hablando y haciendo experimentos con sus alumnos. A mí me hubiera encantado ir a una clase así, y me encantaría dar clase así.
Después de las primeras horas toman un té todos juntos. Hay un chico encargado de ir a por vasos y otro de repartir leche y comida. Se hace silencio de nuevo y no se empieza a comer hasta que todos se han servido. Después del recreo dimos nuestro taller a los chicos de secundaria. Les gustó mucho y poco a poco se fueron animando a hacer preguntas.
Al final del día todos los grupos se juntan en una rueda para hacer juegos, cantar o hacer alguna actividad. La verdad es que es una idea genial que fomenta el compañerismo y la relación entre alumnos y profesores.
Cuando los chicos se van, el trabajo sigue
Cuando todos los chicos se han ido los maestros y los alumnos más mayores limpian la escuela entre todos. Cada uno tiene una tarea asignada que van rotando. Todos los maestros son iguales, no se sabe quién es el director o quién lleva más años en la escuela. Al final del día los profesores se juntan en la cocina para hablar sobre incidentes, cosas que hacer o comentar, o planear actividades. Fue increíble compartir el día con ellos y ver cómo trabajan. Tomaban decisiones sin votar ni pelearse, cada uno expresaba su opinión y se ponían (o no) de acuerdo.
El segundo día en la escuela hicimos el taller a los chicos de últimos cursos de primaria. El taller normalmente son dos horas, pero estuvimos toda la mañana con ellos porque no paraban de hacer preguntas. Su sed de conocimiento era infinita! Es genial cuando pasan esas cosas!
Y nuestro último día con ellos estuvimos con los más pequeños, chicos de entre 4 y 6 años. Les contamos cuál era nuestro lugar en el Universo y su historia. No sé si se enteraron de mucho, pero preguntas tenían infinitas.
Acampada con los chicos
Un par de grupos de secundaria se iban de campamento a un refugio en la montaña el viernes y nos invitaron a acompañarles. Ángel y yo somos de esas personas que dicen que sí a todo y se apuntan a un bombardeo, así que allá fuimos. La idea era compartir con ellos la noche e intentar ver las estrellas y hacer una observación a simple vista. Las nubes y el frío lo impidieron, pero eso era lo de menos. Lo pasamos muy bien con los chicos charlando alrededor del fuego. Además, el guiso de lentejas hecho al fuego y las hamburguesas del día siguiente estuvieron riquísimas. Una experiencia muy gratificante compartir una noche en el refugio con ellos.
Otras escuelas experimentales
Ir a una escuela experimental nos abrió las puertas del resto de escuelas experimentales de la zona. En Tierra de Fuego este tipo de escuelas han encontrado tierra fértil, y es algo bonito, porque son los padres los que piden que se abran este tipo de escuelas y todos los años se quedan chicos en lista de espera.
Estuvimos en Las Lengas, Las Gaviotas y los Alacalufes. Todas las escuelas tienen la misma filosofía pero es curioso ver las diferencias y las similitudes entre unas y otras. En todas ellas nos acogieron genial y les encantó nuestro proyecto. En las Lengas nos invitaron a dar nuestra charla en el taller de maestros que tienen una vez a la semana. Y en los Alacalufes nos invitaron también a asistir a su taller y cantar canciones. Eme me pidió que le enseñara una canción popular de España. Me acordé de una canción de León que me cantaba mi padre: A la luz del cigarro voy al molino. Y allí estábamos todos, cantando una canción popular de León al otro lado del mundo. Fue algo muy bonito.
Muchas gracias a todos los maestros! A Cecilia, Emilio, Marcia, Isidro, Eme, Marcelo, Rosa, Soledad,… a todas las escuelas, por habernos acogido y hecho sentir parte de algo tan bonito durante unos días! Me encantaría trabajar en una escuela como las vuestras, ojalá en España fuera posible tener una escuela pública así. Está claro que los métodos tradicionales de enseñanza ya no funcionan y hay que cambiarlos.